Estamos conmemorando (y algunos celebrando) el cincuentenario de la finalización de nuestra carrera, pero el año 1972 fue también para mí el año en que terminé la mili, el año en el que empecé a trabajar y el año en que me casé ( y por ese orden).
Los que no habéis pasado últimamente por la Escuela (ya no sé cómo llamarla ahora), no la reconoceríais: no hay ni torre de arriba ni torre de abajo ni comunidad de jesuitas.
De nuestros tiempos, todavía me acuerdo del comentario de Cuecú sobre la razón del buen humor que mostraba algunas mañanas (no era habitual) Paco Olarte (sólo nos enteramos los de las últimas filas).
Y cómo no recordar el general descojono que provocó José Mari Onandia cuando dijo "admirar" el color de mis calcetines (cuando yo dirigía una reunión sentado en la mesa del estrado).
¿Os acordáis del árbol que plantamos en nuestro Paso del Ecuador? Pues hace años que ya no existe, y yo creo que desapareció porque nuestra Itziar no quiso colaborar, como todos nosotros, en el riego del árbol cuando lo plantamos.
Según mis notas, de los 43 "condiscípulos" que empezamos en 1967 y terminamos en 1972 nos han ido dejando 7 compañeros: Paco Azpiazu, Fco. Javier Cortajarena, Alberto Morales, José Mari Onandia, Juanan Sorondo, Santiago Tolosa y Paco Vicente. A todos ellos: AGUR, EGUN HANDIRARTE.
Eusebio Agote
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